El fieltro de grafito juega un papel inmenso en las baterías de flujo. Estas baterías avanzadas se utilizan para almacenamiento a gran escala y aplicaciones de energía renovable. El fieltro de grafito sirve como electrodo de la batería y, como material altamente conductor, ayuda a aumentar la eficiencia de la transferencia de electrones dentro de la batería. Debido a su naturaleza porosa, el fieltro de grafito también mejora la superficie del electrodo, lo que permite que se produzcan más reacciones químicas, lo que conduce a una mayor producción de energía. Además, el uso de fieltro de grafito proporciona un flujo de energía estable y fiable, lo que da como resultado una vida útil más larga de la batería. Con su conductividad y durabilidad excepcionales, el fieltro de grafito es un componente valioso para hacer que las baterías de flujo sean más eficientes y sostenibles para nuestras necesidades energéticas futuras.

La batería de flujo es un tipo de celda electroquímica que utiliza dos pares redox diferentes, separados por una membrana, para almacenar energía en un electrolito líquido. Los electrodos, o materiales activos, se disuelven en el electrolito y sufren reacciones reversibles de oxidación y reducción a medida que interactúan entre sí a través de la membrana.
El principio detrás de la batería de flujo es almacenar energía en forma de potencial químico, en lugar de depender de un ciclo de carga o descarga estática como las baterías convencionales. El electrolito líquido, que puede reciclarse y reemplazarse según sea necesario, permite que la batería de flujo proporcione una fuente de energía confiable y duradera para diversas aplicaciones.
Cuando la batería de flujo se está cargando, el electrolito se bombea desde un tanque a la celda de la batería, donde se produce la reacción redox, generando una corriente. Cuando la batería se está descargando, el electrolito se bombea fuera de la celda y regresa al otro tanque, completando el circuito y produciendo electricidad.
Una de las principales ventajas de las baterías de flujo es su escalabilidad y flexibilidad. Se pueden ajustar fácilmente para adaptarse a diferentes demandas de potencia y energía, simplemente cambiando el tamaño y la capacidad de los tanques y el caudal del electrolito. Además, las baterías de flujo tienen un ciclo de vida más largo y una mayor eficiencia que otros tipos de baterías, lo que las hace ideales para almacenamiento en red, integración de energía renovable y aplicaciones de energía remota.